Cualquier.

De nuevo llega a mi puerta psíquica un cúmulo de emociones que me revientan y que se necesitan liberar para drenar lo que poseo y no deseo. Esa irreverencia que permanece atada a un pilar que ha construido la sociedad. Pedí permiso a mis Dioses para que me dejaran interactuar a mis demonios. Entonces ellos posesivos se adueñaron de mi cuerpo dejándolo agotado pero satisfecho. Cada aventura es un espacio para conocerme, tentar hasta donde puedo llegar... sin divorciarme de la verdad absoluta.

Es necesario de algún modo drenar las energías mentales que se retuercen en el silencio y dejarlas correr para observar sus movimientos, estudiarlas y autoconocer el mundo interior. Un mundo que quizás sea la interpretación interna de lo externo. ¿Locura? porque no? si de eso todos tenemos un poco. La creatividad y la locura son buenos amantes, una buena mezcla que desata las ataduras de lo impuesto por nadie, pero impuesto al fin. Va mas allá de la belleza, va mas allá de cualquier nombre, de cualquier hombre, de cualquier cuerpo. sólo emoción. Sólo eso.